Otras veces, sin embargo, te llena el orgullo. La sensación es de pequeños triunfos que llegan día tras día. Son esas conversaciones, cuando tú y yo nos enriquecemos mutuamente, cuando tu mente me maravilla y mi punto de vista se te antoja como esa pieza del puzzle que te faltaba. Indagamos en los medios, nos expresamos cara a cara con el político, la auténtica democracia. Encontramos un segundo hogar entre desconocidos, compartiendo hasta la cama y ni siquiera nos hacen falta unas paredes. Sí, hace frío, pero podemos abrigarnos el uno al otro.
Y otras veces, simplemente necesitamos que alguien nos de las gracias. Pueden venir de una madre, un padre, pareja, un compañero,... Pero, para mí, sin duda las que más saboreo, son las de ellos, los que te retan todos los días, los que saben ponerte una prueba distinta cada vez. Tus alumnos, tus niños. Y si superas las pruebas, te lo agradecerán. Por tí y por tus compañeros, pero sobre todo por ellos... Aguanta y supera esta prueba.
Gracias a mis maestros y profesores.
Gracias, Juan Ruano.
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